Con un rastro mínimo,
Josefina López Muro elige cada elemento para traernos a la superficie una historia.
Componen sus obras imágenes
tipo gobelino o paneles ilustrados antiguos que narran la ocupación y el tiempo
que llevamos pensando el espacio.
Cada componente se agrupa en
zonas por tamaño y similitud, se traslada en el espacio configurando un
territorio que es parte y contraparte de otros similares pero más grandes y más
pequeños también; montañas o eternas superficies que esperan la voz que las convoque;
negativo de algo que no se ve y que espera por ser descubierto.
Sólo lo grande puede abarcarse
con unidades elementales.
Más que una metáfora es un
postulado donde Josefina se ubica e insiste en mostrar cómo está hecha verdaderamente esta masa compleja que se va perpetuando en
cada centímetro; grandes placas de aspecto gris que tienen como columna la
estructura que sostiene el tiempo. Creemos que somos muchos y que estamos en
todos lados. Pareciera que no es así
Gabriela Caregnato